INMENSA MANIFESTACION EN BRASIL PIDE DIMISION DE LA PRESIDENTE
- admin
- Mar 14, 2016
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Una ola de manifestantes pidió este domingo la destitución de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, en un clima de fuerte descontento social por la recesión económica y un multimillonario fraude a Petrobras que salpica a la élite empresarial y política del país.
Más de un millón de personas, según cálculos modestos, expresaron su irritación en las calles de más de 400 ciudades, en una protesta que por primera vez es apoyada públicamente por partidos de la oposición. La magnitud de las marchas es un dato de alta sensibilidad para Rousseff, que enfrenta un pedido de juicio político que podría terminar anticipadamente su mandato, previsto hasta 2018, y también para los que buscan combustible para ese proceso que está en ciernes en el Congreso.

“Estamos en la calle porque no aguantamos más este gobierno. Señores diputados, señores senadores, exigimos el impeachment de Dilma”, dijo Rodrigo Chequer, líder del grupo Vem pra Rua, uno de los organizadores de la manifestación, desde lo alto de un camión.
São Paulo, la capital económica e industrial de Brasil ha sido el corazón de las marchas contra el Gobierno, iniciadas en el 2015 y es allí donde esta tarde se mostraron líderes opositores como el senador Aécio Neves, derrotado por Rousseff en las últimas elecciones.
“Vine porque estoy cansada de ver tanta corrupción y para reclamar por el desorden en que se convirtió este país. Basta de robo, basta”, dijo Rosilene Feitosa, una pensionada de 61 años en São Paulo.
“Yo voté por el PT (Partido de los Trabajadores, en el poder) pero nunca más”. Imágenes aéreas mostraban una marea compacta de gente vestida de amarillo y verde, los colores de la bandera nacional y de la emblemática camiseta de la selección de fútbol, en una escena que se repitió en la capital Brasilia –con una asistencia oficial de 100.000 personas– y en Río de Janeiro, sede de los próximos Juegos Olímpicos. La Policía de Río no realiza estimaciones de las marchas, pero los organizadores calculan que entre 700.000 y un millón de personas marcharon sin incidentes junto a las playas de Copacabana. Los números a nivel nacional consolidados por el portal G1 muestran que la asistencia informada por las organizaciones casi triplica a la elaborada por la Policía. Otros grandes centros urbanos como Belo Horizonte, al sureste, la sureña Curitiba, e incluso tradicionales bastiones del PT, como el estado de Bahía o Pernambuco, en el noreste, también tuvieron importantes convocatorias.
En medio de citas de ‘fin del ciclo’ tras más de 13 años del PT en el poder, los manifestantes se quejaron por el derrumbe de la economía, se contrajo 3,8 por ciento en el 2015 y continuaría su declive este año, y por los escabrosos hallazgos de la investigación en Petrobras, donde fueron desviados multimillonarios fondos hacia partidos que integran la coalición de Gobierno.
“Cayó Cristina, cambió el Congreso en Venezuela, perdió Evo, y ¿quién caerá ahora? Dilma”, arengó desde un camión uno de los organizadores en São Paulo, en referencia al término del mandato de la presidenta Cristina Kirchner en Argentina y a las derrotas sufridas por el oficialismo socialista en las legislativas en Venezuela y el mandatario boliviano Evo Morales en un referendo que le negó un potencial cuarto periodo.
Unas 300 personas se reunieron frente a la residencia del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, convertido ahora en uno de los blancos de los fiscales que investigan causas de corrupción y con pedido de prisión preventiva por supuesto ocultamiento de bienes. Lula, símbolo y fundador del PT retribuyó el saludo, constató un fotógrafo de la AFP.
En Río de Janeiro, una avioneta roja que sobrevoló las playas portando un cartel con la leyenda “No va a haber golpe” fue abucheada por la multitud. Poco después, una yate navegaba frente a la costa mostrando una bandera que decía “Fuera, Dilma”.
En Brasilia, activistas contra el Gobierno levantaron un gigantesco muñeco inflable que asemejaba la figura de Lula vestido de presidiario. La multitud que ocupó la explanada central que conduce al Congreso vivó al juez federal Sergio Moro, cuyos fallos enviaron a la cárcel a varios empresarios y políticos enlodados en la causa Petrobras.
Moro se convirtió en el símbolo de la lucha contra la corrupción en el Estado.
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